Don Antonio

Agrimensor Antonio M. Saralegui
Agrimensor Antonio M. Saralegui

Don Antonio Saralegui  fue mi profesor de Fotogrametría II en la Carrera de Ingeniería en Geodesia y Geofísica.   Agrimensor, fotogrametrista, inventor, cofundador de la empresa IFTA, profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires, miembro de la Academia Nacional de Ciencias, «gallego entrañable». No podría en pocas hojas resumir sus antecedentes y virtudes y no pretendo  hacerlo en esta nota. Sí, en cambio, quiero contarles y recordar una pequeña anécdota.

Cómo todos sus alumnos conocían , Don Antonio -así lo llamábamos-, no era un profesor tradicional como aquellos que explican un tema de cabo a rabo en forma estructurada. El no daba clase, contaba experiencias, inhalaba y transpiraba Fotogrametría y la recreaba para nosotros.  El era la Fotogrametría y la Fotogrametría era Don Antonio. Sentíamos placer cuando asistíamos a sus clases  y admirábamos su forma de enseñar.

Luego de un año de clases,  y algunas evaluaciones parciales, llegó el momento del examen final.

Aprobar Fotogrametría era saber los “chimentos”. Los chimentos eran respuestas justas  a preguntas de examen sobre un tópico o idea  que daba vuelta en ese momento en la  cabeza de Don Antonio. Con seguridad  se había detenido y había contado en clase la idea en cuestión con lujo de detalles. En los apuntes era difícil encontrar esas argucias. Y si las encontrábamos, difícil era darle el  justo sentido o la aplicación exacta que el hubiera querido darle.

Luego de varias dilaciones, llegó el momento de dar el examen. Había estudiado más de tres meses con un compañero en el verano caliente de Buenos Aires. Recuerdo que nos reuníamos todas las tardes en mi casa o en  la suya hasta altas horas de la noche. Fines de semana enteros dedicábamos a la «visión estereoscópica». Nunca terminábamos de estudiar. Cuando llegábamos al final, no recordábamos los temas del principio. Era una materia inacabable.

Al fin llegó el día y la hora del examen. Luego de varias preguntas, recorrer varios temas y de mis sucesivas  respuestas correctas,  al término Saralegui dijo:

-Te mereces un diez- con su acento gallego, y agregó:

-Para poder ponerte el diez, necesito que me respondas una última pregunta:

¿Cuál es la ley de variación de la intensidad lumínica en una cámara métrica?

Sin duda, un chimento de clase que el había dado y explicado. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Fue como si se me hubiera aparecido el mismo Diablo en persona;  ¡No tenía la menor idea de lo que me estaba preguntando….!

Seguramente ante mi cara de asombro, Don Antonio agregó:

– Anda, anda, siéntate tranquilo que tú lo sabes, piensa y luego vienes y me lo dices-

Y así hice, pero no recordaba nada del tema. La mente estaba en blanco. Había faltado el día del «chimento». Luego de largos minutos pensé que de alguna forma me iba a aprobar. Me había mencionado que era la última pregunta para ser merecedor de un diez -la máxima nota-, y sin otra alternativa, tímidamente, queriendo dar lástima, me acerqué dispuesto a mostrar mi ignorancia.  El respondió:

-Si no sabes esto, lo siento, no puedes aprobar.

Ni una pregunta más….., ni una posibilidad más. Me puso un hermoso tres, en números y letras.Conservo  todavía la condecoración en mi libreta.

Pasaron varios meses para decidirme  de nuevo a dar el examen. Esta vez: sólo. Mi compañero de estudios la había aprobado. Volví a estudiar y a la carga -como si fuera una gran batalla-.

Aprendí muy bien la lección de la variación de la luz,  pero esta vez me tomó otra cosa, un desarrollo matemático de la  fotogrametría analítica, incipiente y de moda en aquellos tiempos. Al final del examen, luego de un desarrollo impecable de aquellas fórmulas de mi parte, me dijo:

-¿Te apruebo con nueve o quieres un diez?

Entonces allí, me recorrió  un escalofrío conocido. Ante la opción propuesta, sin vacilar terminé mi  examen. Me puso un nueve, justo al lado del tres.

Don Antonio,  admirado profesor, gracias, muchas gracias por tus enseñanzas. Aquí  mi eterno reconocimiento,  «gallego querido», maestro y profesor de Fotogrametría II.

13 comentarios en “Don Antonio”

  1. Saludos,
    medio «gallego» como Don Antonio, ando por Argentina haciendo un doctorado en la UNR, y a decir verdad, bastante avergonzado por sentirme incapaz de aproximar la respuesta a ninguna de las preguntas anecdóticas que por aquí mencionan 🙂 Pero en eso andamos, aprendiendo.
    Le escribo a usted y a los demás participantes en el foro, porque estoy buscando el certificado de calibración de una cámara Wild RC8 que era posesión del IFTA, según me informan en el servicio geográfico minero. Estoy trabajando con unas fotografías aéreas de los 60 hechas con dicha cámara.
    ¿Sabe alguien si puede ser que ese documento o su información se conserve en algún lugar?
    Muchas gracias por la ayuda y por tan buen blog. Y disculpen la intromisión, si bien, me alegro de haber terminado aquí por casualidad. Un saludo,
    Guillermo

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      1. Saludos José María y demás participantes,
        siguiendo la invitación de El Profe José, expondré con un poco más de detalle mi problema para ver si con un poco de suerte llego a los datos que ando buscando.
        Estoy realizando un doctorado en ingeniería en la Universidad Nacional de Rosario, aunque estudié en España. Mi intención es estudiar cambios de masa en los glaciares de la cordillera argentina mediante fotogrametría y teledetección, por ahora centrado en la provincia de San Juan.
        Conseguí en el IGN unas fotografías aéreas de mi zona de estudio (el cerro Mercedario) del año 1962, de lo que más tarde supe (según el Servicio Geológico Minero Argentino, Segemar) que fue el Plan Cordillerano. Tras varias vueltas, ellos mismos me informaron también de que la toma de las imágenes estuvo a cargo del IFTA (el Instituto Fototopográfico Argentino ya mencionado en este blog) y Fabricaciones Militares. Por otra parte, en el IGN me dijeron que las imágenes se habían tomado con una cámara Wild RC9, sin embargo eso no encaja demasiado bien ni con la información de la focal presente en los fotogramas ni con la información proporcionada por el Segemar, dónde me comunicaron que se trataba de una Wild RC8, en este caso, sí coincidente con los 152.1 mm de focal indicados en los márgenes de las fotos. Por último, a pesar de todas las pesquisas, no he podido llegar al certificado de calibración de la Wild RC8, algo que creo ciertamente improbable a estas alturas. Nuevamente, según el Segemar, si en algún lado puede estar, es en lo que pueda quedar del archivo del IFTA o en FFMM (pero estos últimos ya me dijeron que no tienen nada).
        A mi se me ocurre, que tal vez algún profesional que haya trabajado con ese conjunto de datos en el pasado, pueda tener los datos también.
        Sino, la opción que me queda es procesar los datos sin los parámetros, calculando transformaciones a partir de puntos de control, pero no renuncio a seguir buscando los datos originales.
        Quedo a disposición para cualquier información adicional que pueda ser de utilidad, y quisiera sobretodo, agradecerles sinceramente su amabilidad al brindarme su ayuda con esta cuestión.
        Un saludo y hasta la próxima!
        Guillermo

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    1. Estimado: en 1964 se cursaba en la Escuela de Suboficiales de la Fuerza Aérea en Códoba (Arg) la carrera de Fotógrafo Aéreo (Hoy curso de sensores de imágenes), Poseíamos, entre otras cámaras una Fairchild K-20 (Para fotos panorámicas aéreas y una WILD RC8 de 21 cm de dist focal. Puede ser que en el gabinete fotográfico de dicha escuela aún posean ese material como «elemento histórico». Teníamos todos los manuales, y los relevamientos se hacían en aviones Huanquero. Conocí el IFTA y al Ing Saralegui en 1965. Voy a tratar de contactarme con viejos conocidos de la II Brig Aérea de Paraná (E.R), que también poseían esa cámara. Saludos.

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      1. Saludos Oscar!
        Mil gracias por la respuesta.
        Para ser francos, estoy trabajando con herramientas digitales que con unos datos aproximados y algún punto de apoyo en el terreno ya consiguen restituir el modelo, sin mayor detalle técnico sobre la cámara. Sin haber llegado a resultados definitivos, por ahora he ido trabajando con eso.
        Después de escribir en el blog, pasé por el IGN a consultar si había mayor información y en resumen llegué a la conclusión de que ese tipo de datos no se conservaba. Para cada vuelo podía haber una calibración distinta, y es más, sé que los pocos datos registrados que existen, no son siempre fiables. En el IGN me dijeron que cuando trabajan con este material analógico (en los 60 u 70, hoy literalmente se pudre en el archivo) usaban también parámetros aproximados que ajustaban luego con el modelo matemático.
        Aún así, cualquier información será más que bien recibida, y me puede ayudar a mejor los resultados que tengo, que por ahora no son lo suficientemente satisfactorios. Además, en este camino, voy aprendiendo muchas cosas, y ya solo por eso vale la pena.
        Hasta la próxima,
        Guillermo

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  2. «
    Plus de 6000 ans d’histoire.
    Les premières traces de la science topographique ont été retrouvées en Asie Mineure chez les Chaldéens. Ce sont des tablettes représentant des parcelles mesurées et désignant des biens. Elles datent de 4.000 avant notre ère.
    Mais c’est avec les Romains qu’apparaissent les précurseurs des géomètres-experts d’aujourd’hui. Rome crée le corps des « agrimensores » (mesureurs de champs). Leur mission est de mesurer le sol de l’Empire pour établir un cadastre. C’est aussi aux Romains que l’on doit les premiers bornages avec les colonnes de pierre ou « bornes millaires » érigées à chaque mille tout au long des 133.200 km de réseau routier qu’ils construisirent.
    »

    Référence: L’Ordre des Géomètres-Experts.
    http://www.geometre-expert.fr

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  3. …Me parecen fenomenales los comentarios y anécdotas sobre Don Antonio.
    Pero yo pediría un perdón general de todos los alumnos por las barbaridades que hacían cuando Don Antonio los llevaba a Lezica. Nos descalibraban todos los instrumentos, nos paraban todos los trabajos y hasta las aerotriangulaciones en etapa final se iban ala papelera…
    Qué generosidad la suya que priorizaba la enseñanza de sus alumnos a la eficiencia económica de su empresa IFTA S.A.
    Por cierto que seres deleznables e incapaces supieron destruirla concienzudamente después de su muerte.
    Saludos a Javier…nos hemos cruzado alguna vez creo que por Neuquén.

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  4. Mira, Ciampagna, yo también fui alumno de Don Antonio, las cosas que cuentas son reales, yo también podría contar anécdotas parecidas.-
    Pero te señalaré un error.-
    Don Antonio no era «gallego» y si él te escuchara, seguramente le molestaría aunque probablemente lo disimularía, él sabía que para los argentinos, todo español es gallego.-
    Él era de Puente de la Reina, en Navarra.-
    O sea, era navarro.-
    Hablamos con él muchas cosas de España, me contó una anécdota.-
    Estaba en Zaragoza el 18 de Julio de 1936, día del inicio de la Guerra Civil Española.-
    Le costó mucho que lo dejaran salir de España para volver a Buenos Aires.-
    Le mencioné a un general español, Miguel Cabanellas Ferrer, que mandaba las tropas en Zaragoza y me dijo que después de mucho hablar, lo convenció de que le diera el pase para cruzar la frontera y volver a la Argentina.-
    Saludos.-
    JUAN ANTONIO DEL RIO REBOREDO
    jareboredo@gmail.com

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  5. Don Antonio, el querido y recordado siempre Don Antonio, jerarquía nobiliaria otorgada por quienes lo tuvimos cerca, y que trascendía el título de Agrimensor o profesor emérito, quien dejo impronta indeleble en nuestra memoria con ese dejo tan castellano en su habla, y que explicaba diciendo que «desde chico, en casa hacíamos mucha gimnasia con el idioma en familia». Sería larguísimo y hasta ocioso abundar sobre sus logros, patrimonio de una Argentina de otrora que te llenaba de orgullo por tener gente como él.Porque ¡Vaya qué la había, y mucha!
    Pero voy a referirte una anécdota muy personal sobre Don Antonio. Un día, en una de sus clases del posgrado, vió una señorita un poco distraída y se le dió por preguntarle ¿Dime, cuál era el efecto de la sensibilidad paraláctica sobre el posicionamiento del punto en el coordinatógrafo? La señorita abrió sus hermosos ojos verdes, lo miró y volvió su mirada hacia mi con una expresión de cierto terror mientras el resto de la clase se daba vuelta y observaba en espera de la respuesta, que, lapso de silencio mediante, brotó de mi boca, sin contestarla pero diciendo «No, Don Antonio, ella es mi novia, vino conmigo a acompañarme a la clase pero no es alumna». Y él contestó, «¡Ah, bienvenida señorita, y entonces a tí te felicito por arrimar una niña tan guapa a la carrera!». Esas pequeñas cosas lo hicieron entrañable.

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