En general, el mayor esfuerzo y desarrollo cartográfico se ha realizado para cubrir toda la superficie de nuestro país —mayoritariamente rural— a diferentes escalas (En ese sentido, se legisló la Ley de la Carta). Al día de hoy, en mayor o menor medida, el país está cubierto con cartografía a diversas escalas. Además, como valioso complemento, se agregan imágenes satelitales y cartografía de servicios en línea como Google Earth, Google Maps, Bing Maps, etc.
También observamos que la cartografía en papel viene siendo sustituida por la digital. A este hecho se agrega la aparición de los Sistemas de Información Geográfica (SIG) que agregan otras posibilidades a la cartografía tradicional como el análisis geográfico y la interacción dinámica con los mapas.
Sin embargo, es necesario redoblar el esfuerzo,— ¿Por qué? —nos preguntamos . Es que ha cambiado la forma de vida; las estadísticas muestran que la gente ha migrado del campo a las ciudades. La vida se realiza mayoritariamente en ciudades y la cartografía urbana está abandonada. Hay un enorme hueco.
Cartografía urbana
¿Qué se quiere significar? A continuación unas ideas al respecto:
En otros momentos de nuestra historia nuestros dirigentes promovían y planeaban el desarrollo de la cartografía. Conocían de su importancia. Cubrían la necesidad de conocer, de apropiarse (de alguna manera), y cuidar del territorio. Hoy no.
No hay dirigentes que promuevan planes cartográficos para las ciudades y sigue vigente la realidad de la frase que encontrábamos en las paredes del IGN:
Sin cartografía no hay planeamiento, sin planeamiento no hay desarrollo.
A este objetivo, en estos días, debemos agregar propuestas y soluciones a problemas sociales y ambientales que fluyen en el territorio.
Siguiendo la tradición que desarrollamos hasta ahora, donde el IGN tiene la responsabilidad cartográfica del país, nos deberíamos preguntar si no debemos sumar a esta forma de comportamiento, nuevas obligaciones. Quizás, promover y asignar deberes a los gobiernos provinciales y municipales y dejar de tener una visión tan centralizada.
Las ciudades (sus intendencias y gobiernos) deben promover la confección de cartografía y asumir la responsabilidad de su confección. Debemos al respecto educar al gobernante. Universidades, organizaciones geográficas y cartográficas, instituciones geográficas y catastrales, organizaciones profesionales, deben promover este estado de conciencia. Tener una conciencia cartográfica, que lamentablemente no observamos, se obtiene enseñando y conociendo el lenguaje de la cartografía desde niños hasta llegar a adultos.
Mas allá de servir las direcciones de catastro municipales al cobro de la tasa de alumbrado, barrido y limpieza (ABL), deben asumir el desafío de brindar a la comunidad cartografía urbana para su planeamiento.
Es que hoy, «la vida», la vida se desarrolla en ciudades.