Leía en un texto la siguiente cita de un escrito de Borges:
… reducir el problema de la perspectiva a la autobiografía, dice uno de los personajes de Borges, es entrar en el laberinto: «¿Quién era yo? ¿El yo actual, perplejo, el de ayer, olvidado; el de mañana, impredecible?». Los signos de interrogación lo dicen todo.
Y se me ocurrió reemplazar las palabras “autobiografía” por “autohistoria”, “yo” por “Argentina” y corrigiendo artículos y géneros el texto quedó:
… reducir el problema de la perspectiva a la autohistoria, dice uno de los personajes de Borges, es entrar en el laberinto: «¿Quién es la Argentina? ¿La Argentina actual, perpleja, la de ayer, olvidada; la de mañana, impredecible?». Los signos de interrogación lo dicen todo.
Y vemos que el texto aplica, no hay una Argentina única.
En otro texto que cito continuación, deduzco que el relato coincide con nuestro caso y me identifico con la idea:
… A pesar de los años transcurridos, seguimos peleándonos con el inconsciente colectivo de aquellas batallas del siglo pasado. Los coletazos de esa época, tan cercana para algunos y tan distante para las jóvenes generaciones, contaminan con fuerza el debate ideológico del presente. (Antonio Cano, diario El país, España)
Por último, les copio una parte de un texto de Eduardo Fidanza de sus columnas del diario la Nación.
… en la democracia contemporánea la agenda desplaza a la historia, la táctica prevalece sobre la estrategia, el espectáculo coloniza la política, las redes de comunicación redefinen los mensajes. (el subrayado es mío)
Y resalto, corrigiendo el tiempo verbal, una verdad de perogrullo: “el espectáculo colonizó la política”.
Por fin y para no aburrirlos más con las citas, a partir de lo expuesto, les digo:
Ante una Argentina perpleja, impredecible a futuro, con generaciones nuevas que podrían añadir criterios distintos a los actuales que observamos con resultados dirigidos al vil provecho del espectáculo de la política y su bienestar. No será el momento de exigir: ideas, planes realistas, responsabilidad, a los postulantes a gobernantes en las próximas elecciones. Exigir que dejen la engañosa publicidad de spots que no dicen nada y que nos tratan de estúpidos. Exigirles a los candidatos que expliquen como van a salir de la crisis con menciones explícitas de ganadores y perdedores, presupuestos, costos y ganancias, riesgos y beneficios. Que definan de dónde van a sacar el dinero para sus propuestas, para construir una nueva Argentina, alejada de la imprevisibilidad y los intereses históricos que nos llevaron al fracaso. Que nos permitan, según las palabras de la cita de Borges, salir del laberinto.
Y no pudiendo con mi genio proclive a las citas, y disculpen la obsesión, agrego:
En una democracia los ciudadanos tienen derechos y obligaciones. Uno de los primeros es el de exigir a los gobernantes responsabilidades por el uso del poder. Entre las últimas está la de respetar las ideas que no se comparten, especialmente las que no se comparten, y respetarlas significa no responder a ellas con insultos y descalificaciones. “Democracia”, recuerda Berman, “no es meramente un sistema político que elige a sus líderes de una forma particular, es también un sistema político cuyos gobernantes y ciudadanos actúan de una forma particular. Las democracias difieren de las dictaduras no solo en la forma en que eligen a sus líderes, sino en la forma en que tratan a sus ciudadanos y en que sus ciudadanos se tratan entre ellos”. (Antonio Cano, diario El país)
Por último, de Max Weber:
«El destino de una época que ha comido del árbol del conocimiento es que debe (. . .) reconocer que las nociones generales sobre la vida y el universo nunca pueden ser producto de un creciente conocimiento empírico, y que los más altos ideales que se mueven con el mayor imperio siempre se forman sólo en la lucha con otros ideales que son tan sagrados para otros como lo son los nuestros para nosotros).
Vamos por discutir ideas, necesitamos soluciones con costos y beneficios explícitos, basta de verso.