En estos días bullen en mi cabeza dos teorías o miradas para elegir una forma de vida. A esta altura (+70) pongo en duda que sea para cambiar, pero seguramente el análisis sirve como un elemento más al momento de hacer un balance o cumplir con una vocación inevitable de transmitir ideas para transitar –en palabras de un amigo–(1) el proceso de ver, sentir, pensar, hacer.
En un apretado resumen las identificaría como: “responsable” e “irresponsable”. Son extremos, pero hay medios. Los grises, los dignos grises, son el 90 por ciento o más de nuestro mundo fotográfico.
Expliquemos.
Para comenzar e ir despejando malezas, vamos a citar a Charly García en ocasión de la muerte de Diego Maradona. En un tuit (tweet) dice:
“… Que mala suerte tuvo Maradona al ser una fuente inagotable de alegría para millones de seres humanos alrededor del mundo y no una excelente persona como vos.”
Sin duda, Charly(2) justifica una vida activa de desenfreno de Maradona con esta frase. Además, pone en conflicto dos maneras de vivir.

Vale aclarar que, en el tema Maradona, no estamos hablando de sus condiciones deportistas. Diego fue un jugador de fútbol increíble, un mago, un dios, un ídolo, y un montón de adjetivos más, todos positivos. Merece todos los respetos y admiración en ese sentido.
Sigamos con la citas:
“… En el Libro del Premio Nobel de Economía, Daniel Kahneman “Think fast and slow”, se menciona que la sabiduría es un criterio para medir la destreza con la que navegamos por la vida. Quien haya comprendido que la mayoría de los problemas son más fáciles de evitar que de resolver entenderá que la sabiduría es prevención. “Los sabios prevén, los tontos constatan”, dice el refrán.
Si siempre tienes suerte es que estás haciendo las cosas bien y te estás anticipando y/o gestionando los riesgos. Identifícalos.” (3) (Rafael Batlle, nov 2020)
Esta cita nos habla de prevención, de las restricciones o normas en él hacer, de cumplir el deber de las costumbres y la cultura.
Y ahora basta de citas. Esta expuesto el dilema entre ser y deber ser. Avancemos.
¿Cómo vivir? ¿que camino tomar? Esa es la pregunta. ¿Maradona será un ejemplo.? ¿Su final hubiera sido distinto si hubiera cumplido con las normas? Difícil de imaginar y menos de juzgar.
A este punto del discurso quiero recordar una máxima de mi repertorio: tomar, agarrar, elegir, es también dejar y pongo como ejemplo esclarecedor la ceremonia del casamiento y no me refiero a las liturgia de las tradiciones religiosas, sino a una más simple. Refiero al sentido mas terrenal que le encuentro a la institución del casamiento que es constituir un mensaje a los amigos, parientes, conocidos, y porque no a algunos terceros pretendientes, es una declaración pública que expresa: “Esta es la mujer o el hombre que elijo. Dejo en este acto la voluntad de tomar a las demás”. Si, agarrar es dejar. Es decir elegir una u otra forma de vida, en nuestro caso, es dejar otras atrás.
Y volviendo al tema, ¿Qué quieres ser: un héroe visible o invisible?. Un héroe visible serás en cuanto quedes fuera del circuito considerado normal, entonces vas a ser aplaudido y también criticado, admirado por pelear contra las formalidades de lo convencional. No creas que es un camino fácil, ni tampoco para todos. Maradona sería un ejemplo. En el otro caso –el de héroe invisible– nadie aplaude el cumplir con su deber, estarás alejado de palmas y gloria. Pero reitero: ambos casos tienen costos ocultos.
Y ahora cabe advertir que una vez elegido el camino no tiene sentido echarle la culpa a los demás sobre tus acciones, dar justificaciones por una elección equivocada, atacar decisiones distintas a la tuya, juzgar y condenar. Son formas de vida. Si tomaste el rumbo errado solo cabe decir:
“Te salió mal: a llorar a la iglesia” Así dice un viejo dicho en desuso. Vos lo elegiste, nada es gratis en esta vida.
Como dicen Heráclito y el poeta T. S. Eliot: “En el principio está el fin”
Citas:
(1) Fernado Bertona.
(2) Twitter atribuido a Charly García. Ver imagen.
(3)Anticipa los problemas y no tendrás que resolverlos», Rafael Zabala Batlle, Gestión.
José, me quedo con los costos ocultos de los «invisibles». Abrazo!
Me gustaMe gusta