Los agrimensores somos gente común

En los próximos días se festeja la semana del agrimensor, concretamente el 23 de abril es el día del agrimensor en Argentina.

Escribí en varios artículos anteriores sobre nuestra profesión. Quizás el mas sobresaliente y conocido es – La agrimensura– Una forma de vida mas que una profesión – (febrero 2012)

Por otro lado, a fin de contribuir a formar opinión sobre el sentido de una academia en los tiempos que corren, escribí en las páginas de la Academia Nacional de Agrimensura el artículo: «Sobre la Academia Nacional de Agrimensura», y volví sobre la pregunta de cómo somos los agrimensores y ampliaba conceptos sobre nuestra profesión en una nota al pie.

Adhiriendo al festejo de la semana del agrimensor que se aproxima, me permito replicar esa nota pero, ahora, en forma destacada.

» La Agrimensura es una vieja profesión con gente de espíritu joven, soñadores de un mundo mejor, que empujan, que tienen garra y que quieren rescatar su profesión del olvido. Gente campechana, simple, común, que tiene una actividad que más que una profesión es un sacerdocio que les cambia la vida. Una profesión de servicios, periférica, poco conocida, no tradicional antes las gigantes (derecho, medicina, ingeniería, economía, arquitectura), con fuerte mezcla de teoría y práctica, inacabable si a uno le gusta aprender. Sin un producto material más allá de un plano que concreta la ilusión de ser poseedor de una tierra o vivienda. Los agrimensores llevan la civilización a la barbarie. De rostros fraguados por el sol y las inclemencias del tiempo, son amantes de la naturaleza y a su vez de la cultura, el arte y la tecnología. Acostumbrados a poner mojones, ser los primeros en llegar y los últimos en salir de recónditos lugares. Constructores de mapas, cartas y planos para mostrar la geografía en que vivimos. Hacedores de nuevos mundos cuando replanteamos proyectos. Casi grises, acostumbrados a dialogar con la riqueza –a veces soberbia– y la pobreza –a veces delictual y en otros casos ejemplar y generosa– Habituados a discernir entre las ventajas y desventajas, preparados precautoriamente para soñar y escapar a la falta de recursos.»

José M. Ciampagna

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