Recordando al profesor Aldo Soave: El Señor  de la Topografía I

“Llegó la hora de la cátedra de Topo y sus prácticos. 

¿Quién era el profesor?  El Señor de la Topografía I.

La libreta Norte 1120[1] donde anotar, los lápices de colores (bermellón, sepia …), la ubicación del Norte y finalmente el primer croquis de la superficie a levantar. Todo a escala. ¡ Y llegó el examen del teodolito ! Con esas Meoptas[2] … ¡ Nonio a, nonio b, en los más viejos ! 

Recuerdo, era sábado a la noche y después de comer el asado en el campo, se venía venir la tormenta y había que medir los lados con el distanciómetro, y salimos. ¡ Adelante iba él con el tractor y yo con el prisma, porque conocía todos los vértices del polígono, y con el aparato Gustavo Rosa, atrás !

Me hiciste docente amigo Soave.

¡ Descansa en Paz !”

.

Fotografía con la figura central de Tito Livio Racagni, a la derecha: Atilio Romero y Aldo Soave
Fotografía con la figura central de Tito Livio Racagni, a la derecha: Atilio Romero y Aldo Soave

.

Lo que antecede lo escribió el colega César Cuyaubé, ingeniero agrimensor, docente de topo I y Cartografía en la Escuela de Agrimensura de Córdoba, y de topo II, en la carrera de ingeniería civil . Elegido por los alumnos como un relevante profesor de la carrera. 

César había bebido del cántaro del querido Aldo Soave: la pasión por la docencia, el amor por la Agrimensura y la excelencia académica. César además, le imprimió a la asignatura su cuota personal indiscutible. 

Aldo era muy destacado en la vida profesional y trasmitía con generosidad, toda su acaudalada experiencia a sus alumnos y a quien quisiera consultarle. Una persona íntegra, recta, ecuánime, estricto, sincero… noble.

Fue de la camada de los “profesores jóvenes” de mi época, (1971): Guillermo Romaro, Anzil, Nicolás Espada, Atilio Romero … herederos iluminados por los grandes maestros.

Precisamente, uno de esos grandes maestros de la Agrimensura, el profesor Gustavo Bartaburu, al enterarse de la triste noticia del fallecimiento en el día de ayer del Ingeniero Agrimensor Aldo Soave, me solicitó que en este escueto homenaje, mencione su adhesión y manifieste su profundo pesar por tan lamentable pérdida.

.

Armando Del Bianco, Ingeniero agrimensor

.

Fotografía familiar del Ingeniero Aldo Soave
Fotografía familiar del Ingeniero Aldo Soave
Fotografía familiar del Ingeniero Aldo Soave
Fotografía familiar del Ingeniero Aldo Soave

[1] La Norte 1120 era una libreta de campaña, cuadriculada de 4mm x 4mm, del tamaño justo para que pueda ser tomada con la mano. El croquis a escala estimada y orientado hacia Norte. Los colores según convención: bermellón para el Norte y para la poligonal de apoyo, azul para las colectoras, sepia para las dorsales y curvas de forma. 

[2] Meopta era una marca de los teodolitos muy antiguos que había en la facultad de ingeniería de la UNC, la lectura de los círculos eran con dos nonios y el promedio de sus lecturas eliminaba el error de excentricidad del limbo.

5 Comments

  1. Lamento la perdida de Aldo ya que si bien mi camino por la profesión fue cortito y me dediqué a otras actividades, fue quien me brindó confianza en los primeros pasos dentro de la carrera y la posibilidad de trabajar mientras estudiaba….allá por los lejanos años 90.
    Un gran profesional, una mejor persona, y seguro está en un lugar destacado donde «van los buenos».
    Abrazo a sus más cercanos colegas y amigos.

    Me gusta

  2. También fueron mis queridos profes en la UNC Soave , Espada, Racagni , Bartaburu , Romero, Cuyaube, Anzil entre otros cuando cursé con mi esposo , Luis Amaya la carrera de ing. Agrimensor . Qué tristeza la partida de Soave y cuántos recuerdos pasan por mi mente.

    Le gusta a 1 persona

    1. “Adiós querido ALDO, que en paz descanses”. Es todo lo que puedo decirte en este momento, pero, que no expresa lo que pienso, y mucho menos, lo que siento.
      La noticia pega tan duro que cuesta hacerse a la idea. Las palabras faltan, sobre todo en quien escribe, pero los recuerdos afloran, llenando de tristeza el alma y el corazón.
      Mi recuerdo está cargado de gestos de amistad y paternidad, de la vida misma, excediendo por completo los límites de las aulas y el ejercicio profesional. Porque fueron muchos años compartidos, experiencias, anécdotas, golpes, vicisitudes, y alegrías. Con toda certeza puedo decir que conocí y disfruté a la persona que oficiaba de profesor y colega. A decir verdad, me acobijó y me aconsejó como a un hijo. Y así, la imagen del docente en el aula la tengo entrecortada, un poco desdibujada, porque tuve la fortuna de capitalizar esas clases y prácticas en el campo y la oficina, una y otra vez, a su lado, como todo un compañero de equipo.
      Me dejó ser, me dejó volar, demostrando su falta de egoísmo, pero, antes de hacerlo, de seguir mi camino, me dejó fortalecer con sus enseñanzas y consejos. Y por supuesto, que estoy y siempre estaré marcado por su impronta, a veces convencido, y a veces no tanto, como es mi costumbre. A veces (yo) renegando de los pasos a seguir, pero, con el tiempo te vas dando cuenta que es como “porfiarle al agua que siempre volverá a su cauce” ya que, si bien, las cosas deben cambiar por efecto del tiempo, siempre habrá un orden que respetar, con disciplina, con orden, y con criterio. Y en eso admiro esas condiciones de Aldo que, por ejemplo, aún al margen del apremio, o tal vez, en una simple anotación para borrador, disponía del aplomo para escribir prolijo y ordenado el dato necesario, con letra “calcada” y técnica, de sus anotaciones, un simple detalle que, después se extrapolaba y mutiplicaba en su conducta y trabajo.
      Alguna de las características que más retengo en mi retina, también, eran la paciencia y el ojo clínico para efectuar las últimas revisiones (con lapicera roja) de esos enormes e intrincados planos de Mensura, antes de enviar el visado a Catastro, y que era costumbre que estuvieran en su escritorio.
      Siento la pérdida de este gran amigo y lamento tener que despedirme a la distancia. Por siempre le estaré agradecido, ya que me ha dejado la herencia de su conocimiento, de sus tácticas del oficio, pero, sobre todo, de su afecto y comprensión.

      Miguel A. Gamietea
      Agrimensor

      Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s