Errores sistemáticos y errores accidentales y otras derivaciones de índole humana.

Hace muchos años, un genio que supe conocer llamado Alberto Christensen, un colega del más alto vuelo intelectual de la comunidad de agrimensores, me comentaba que ciertos hechos físicos, aquellos que no se conocen sus causas y efectos, alteran la precisión de los resultados de la mediciones y en consecuencia se los trata como errores accidentales por no conocer sus leyes de variación. Tomados como conjunto sus efectos, por tomar algunos valores positivos y otros negativos, asumimos probablemente que se compensan entre ellos. Estas consideraciones hacen a la diferencia entre una precisión posible y una inalcanzable exactitud. Cabe aclarar que nos referimos a errores de muy menores magnitudes y no a los conocidos como errores groseros.

Cabe agregar, que aquellas mediciones que son alteradas por errores cuyas leyes de variación se conocen, los denominamos errores sistemáticos. Este último tipo de errores los podemos corregir por la aplicación de las leyes físicas que los rigen. Por ejemplo: la dilatación de la cinta de medición por aumento de temperatura.

En el mismo sentido de leyes desconocidas, Adulio Atilio Cicchini, un físico de renombre, un profesor que tuve hace muchos años en el Instituto de Geodesia,  explicaba en sus clases que algunas leyes únicamente se cumplen en contextos definidos  y determinados. No aplican en todos los ámbitos. Por ejemplo; hay leyes físicas que no se verifican en todos los entornos y circunstancias, por ejemplo: aquellas que alteran su comportamiento y son estudiadas por la mecánica cuántica y/o en sistemas acelerados. 

Sin duda hay cuestiones que no conocemos. Es arrogante decir que racionalmente sabemos el funcionamiento del mundo en su totalidad a pesar de los grandes avances de la Ciencia. Y si hablamos de otros hechos, por ejemplo los humanos, y sobre todo de aquellos que vinculan lo físico con lo emocional y espiritual y pretendemos conocer relaciones causa/efecto, estaríamos diciendo falsedades en una gran mayoría de los casos. 

Hay misterios, hay incógnitas, saberes no conocidos, inescrutables, incomprensibles, cuestiones irracionales que no manejamos.

¿A qué va todo esto? ¿Qué es lo que quiero significar con este relato?

Primero: la racionalidad que defendemos y adoptamos muchos de nosotros, los más cercanos a las ciencias físicas y matemáticas, para resolver problemas, no siempre se aplican correctamente. 

Segundo: con humildad debemos admitir que simplemente desconocemos algunos tipos de comportamientos. 

Tercero:  en contraposición a lo anterior,  podemos afirmar que  los conocimientos de uso en las mediciones y en la física experimentados; aquellos que podemos aplicar y recrear en circunstancias anteriormente comprobadas, se cumplen a raja tabla. Es muy racional elegirlos, si queremos obtener resultados positivos en nuestros problemas.

Cuarto:  A partir del punto anterior, afirmamos que muchas veces se cometen errores  y se formulan soluciones erróneas por desconocimiento, falta de información o ignorancia en circunstancias donde se cumplen las leyes físicas y que la ciencia ha corroborado su cumplimiento.

A partir de lo anteriormente expuesto, debemos advertir que: 

—Muchas veces se dan explicaciones y aplican soluciones dudosas difíciles de comprobar su veracidad. 

—Se crean fantasías incomprobables, ficticias, a cuestiones físicas conocidas. Sin ninguna explicación racional y solo fundadas en dudosos sentimientos o deseos y llegamos hasta afirmar conocimientos incomprobables. A veces de buen fe, pero no siempre.

—En consecuencia, es frecuente que estas falsedades sean utilizadas por personajes con obscuros intereses, vivos que se aprovechan de la ignorancia de la gente.

Damos por ejemplo: atribuir a la atracción lunar y solar o a la conformación de formas de animales de las estrellas, o a la presión atmosférica  posibilidades de predecir en las personas situaciones futuras, estados de ánimo, momentos de amor, de bienestar o penurias. Si bien es verificable y medible el hecho gravitatorio y/o las fuerzas de atracción, estamos muy lejos de conocer certeramente a partir de ellos el comportamiento de las personas. Por supuesto, no quiere decir negar sensaciones fisiológicas naturales fruto de los cambios producidos. Sería equiparable a negar la posibilidad de sentir frío o calor.  Es más, podemos considerar que por las diferencias físicas y culturales de nuestros cuerpos y formas de ser, es muy probable que podemos explicar distintos tipos de comportamientos, opuestos a veces, y producidos por nosotros como reacción al mismo hecho.

No cometamos el error de preferir historias mediocres, predicciones de profetas que invocan a dioses de toda índole, e irracionalidades ante el vacío de conocimiento. No siempre tenemos una explicación lógica de como suceden las cosas. Debemos dejar de buscar respuestas para apaciguar el desconcierto y la frustración y darnos cuenta de lo que sí sabemos con certeza : “Hay preguntas que no tienen respuestas”.

Debemos aprender a vivir con la incertidumbre y descartar falsas opciones.

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