Hace muchos años cuando era niño, un tío me contaba el cuento de la buena pipa. Después, pasado el tiempo, yo también contaba el famoso cuento a otros niños. Con seguridad, de generación en generación, se va propagando.
El cuento nos enseña el nunca acabar. A la pregunta inicial:
– ¿Sí querés que te cuente el cuento de la buena pipa?-
Volvemos a preguntar repitiendo antes la respuesta de nuestro gentil interlocutor y agregando la misma pregunta:
-¿Querés que te cuente el cuento de la buena pipa?-
Tomemos un ejemplo:
Yo no te dije -Sí – ( si «Sí» fuera la respuesta), te dije:
-¿Sí querés que te cuente el cuento de la buena pipa?-
Con el tiempo nos damos cuenta que nuestros gobernantes nos siguen contando el cuento de la buena pipa, ¿Pensaran que somos niños todavía?, o peor, !Quizás lo somos … !