En general, siempre hablamos de informalidad en la propiedad inmueble refiriéndonos a enclaves de informalidad (villas de emergencia, fabelas, etc.) Sin embargo he oído, sobre todo en el ámbito de las conferencias de mis colegas del Lincoln Institute, que no es el único caso. También existe informalidad dentro de la formalidad.
Leyendo el libro de Peter Dale y Jhon McLauhglin: «Land Administration» encontré una perla sobre el tema que explica acabada mente, según mi entender los: ¿Por qué? de la informalidad dentro de la formalidad. En el capítulo 3: «Formalizing Property Rights» en la página 27 dice:
«…. En general, los sistemas formales dan lugar a la seguridad, la proveen si ellos están administrados apropiadamente; cuando los sistemas formales son administrados de forma incorrecta o no tienen el apoyo de la mayoría de la gente porque son vistos como un mecanismo para proteger una élite, pierden la seguridad «
y párrafos más abajo agrega:
«Independientemente de sus orígenes, los derechos informales no existen meramente porque alguien los declame. En cambio, la gente dentro de la comunidad informal acuerda entre sí en cuanto y donde cada uno puede ejercer sus derechos. Las bases sociales de la propiedad informal, a menudo están claramente definidos. En mayor medida, la gente está animada a operar en el sector informal cuando los costos de las transacciones legales se incrementan como resultado de la falla de las instituciones para facilitar el intercambio y el cumplimiento de los contratos (de Soto 1989).
Si observamos detenidamente, el párrafo anterior nos habla de un grado de formalidad dentro de la informalidad, quizás sin un código escrito o legislado. Una verdadera paradoja.
Es decir; los sistemas formales de la propiedad inmueble son aquellos donde el estado reconoce y protege nuestros derechos. Sin embargo, cuando el estado declina a ejercer sus obligaciones, lo hace inadecuadamente o están ausentes, la gente retoma el camino de la informalidad y basa su «modus vivendi» en las costumbres que ellos mismos acuerdan y definen.
Avanzando más, me atrevo a decir que cuando la ley se aplica indebidamente y pasa a ser la ley de un gobierno atendiendo los intereses de una élite. La gente camina por otros senderos y acuerdos.
Agrego, no solo esta consideración aplica a la seguridad jurídica de los bienes inmuebles, sino aplica a todos los ámbitos donde para vivir en sociedad necesitamos de pactos de convivencia.
En definitiva, me pregunto: ¿la ley no es eso, «Pactos de convivencia entre todos»? o en cambio: ¿Es ley de un gobierno?.