Fotografía: Luces y reflejos de un día de calor

En la tarde anterior se predecía que el nuevo día sería abrasador, pero me había comprometido con Luis a caminar. La idea era salir temprano para evitar el calor.

—No puedo fallar, me dije, necesito ejercicio— confirmé que a las siete y treinta me pasara a buscar.

En la noche había dormido poco. El ventilador tiraba aire caliente y me desperté sudado antes de horario. Me levanté, tomé un baño para refrescarme, pero el agua estaba tibia, y volví a la cama a dormir con más calor. Como dice el dicho: “peor el remedio que la enfermedad”.

A las siete y veinte sonó el celular. Era la voz de mi amigo diciendo que me esperaba en la puerta. Apurado terminé de vestirme, de abrochar las zapatillas, cargué la cámara fotográfica y agua. Sí, sí, mucha agua. Frente al auto me puse la remera y fuimos a cumplir la tarea. Lo previsto era una caminata de cinco vueltas al parque.

En unos pocos minutos de viaje, el aire acondicionado del auto había sido reparador de la cansina noche. Tentador, atrayente imán para desistir de caminar.

—¿Y sí nos quedamos en el auto?— dije buscando complicidad, entendiendo que ambos pensamos lo mismo.
—No me tientes. Tengo un lugar fantástico con aire y podemos desayunar— dijo Luis.

Bajamos del auto y volvimos a la realidad; el aire estaba caliente, húmedo. Pero, poco a poco, despacio comenzamos la rutina. Era duro, pesado, las piernas estaban tiesas más de lo habitual. Al escaso andar, la gorra tenía una estela de agua y sal. Con el sol arriba del horizonte subía la temperatura. Treinta y algo. Eran las ocho y treinta de la mañana. Cruzábamos las sombras con sensación de alivio. Algunos clics sonaban en la cámara, pocos, elegidos, no daba para más. Debía cuidar la Nikon para que no se mojara con mi propio sudor. No había ganas de fotografiar.

—Agua por favor—, había que hidratarse, —más agua—, mi cabeza explotaba. Una, dos vueltas. No va más.

Era la mañana del 2 de enero del 2014, cerca de la ciudad de Córdoba. La sensación térmica, llegó a los 48 grados cerca del mediodía. Fue el día más caluroso del verano.

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