25 años en el Colegio de Agrimensores

Esta mañana me llegó a mi casilla de correo una nota  inusual.  Sí, es inusual en esta época de tanto avatar que una Institución reconozca el trabajo y la trayectoria de sus trabajadores.

Nobleza obliga, me hago eco del reconocimiento y lo comparto.  Mis felicitaciones al Colegio de Agrimensores de la Provincia de Córdoba.

Y lo más importante Diego Costa lo merece, su comprobada vocación de servicio, su entusiasmo y cordialidad permanente —he sido testigo— justifica sobradamente este reconocimiento y muchos más.

 

Diego Costa
Diego Costa

 

Mis felicitaciones Diego. Merecido reconocimiento. Un abrazo.

A continuación la nota recibida en mi correo:

 

Estimados Matriculados:

Hoy no es un lunes cualquiera. Un día como hoy, 1º de agosto, pero en el año 1991 ingresaba a trabajar en el Colegio de Agrimensores un tipo jovencito; Agrimensor de título, venido del Sur de la Provincia de Buenos Aires. Ya pintaba para pelado; ya era un tipo simpático, solidario y entregado a su trabajo. Aunque entonces todavía no lo sabíamos.

No era su primer trabajo como Profesional. Ya se le habían resecado las manos y la boca en las refinerías petroleras del sur del país, en esa entrada de suelo llano a nuestra Patagonia.

No era, tampoco, su primer trabajo en Córdoba: había llegado a la ciudad dos años antes.

Ese 1º de agosto, decíamos, Diego Fabián Costa, «Dieguito», se incorporó como Visador al Colegio de Agrimensores.

Y desde entonces, su compromiso con el trabajo no decayó. Sí, señoras y señores: su compromiso aún no decae; luego de 25 años, el Diego, el pelado, aún trabaja como si estuviera “a prueba”.

La historia, “las Historias”, nunca son lineales, nunca pueden ser contadas sólo con la mezquindad que ofrece la cronología.

Y así las cosas, en todas estas vueltas al sol, las aventuras y mojones de la vida personal fueron destacando: se casó con María Victoria, nació el ‘Ula’, abrió un cyber, pionero entre los de Córdoba; cerró un cyber. Pero antes de cerrarlo, alguien, algún amigo, le presentó el que sería uno de los amores de su vida: los juegos de táctica y estrategia militar. Así nació al mundo del paintball, la puerta de entrada para ese otro juego más picante: el AIRSOFT.

Con Diego todo es más fácil, más agradable, más ameno, se escucha siempre por los pasillos del Colegio. Y es que, como saben todos, en esa oficina de Visación nunca falta una mano amiga que ayude a solucionar los imprevistos, que facilite las cosas; esa mano gaucha, de ley.

25 años se cumplen hoy de su llegada. La mitad de los colegas activos, cuando Diego ingresó al Colegio aún no estaban recibidos. La otra mitad, para esa fecha aún no peinaba canas.

25 años. Que 20 no es nada, dice el tango. Nosotros decimos que son más que suficientes para ganarse el corazón de todos y todas; para demostrar que para predicar con el ejemplo hay que tener una ética de hierro; para dejar bien claro que pasión, lo que se dice pasión, es lo que pone Diego a su trabajo cotidiano; para mostrar que buen tipo y buen compañero se es todos los días: de lunes a viernes, de enero a diciembre.

Por eso lo saludamos, lo homenajeamos, lo abrazamos. Y brindamos para que estos 25 años en el Colegio, sean la previa; con la certeza, siempre, de que lo mejor está por venir.

A su salud, orgullo del Colegio.

 

Prensa y Comunicación –
Colegio de Agrimensores
de la Provincia de Córdoba

 

4 Comments

  1. A mi querido y muy bien elogiado Diego Costa, vaya desde esta Bahía Blanca que lo vió nacer como Agrimensor, de este Colega que lo inició en la Profesión y lo hizo «ensuciarse de barro» en nuestra querida Refinería de Petróleo «La Isaura» (hoy PETROBRAS) haciendo aquellas exigentes inspecciones de obra, en aquel momento, ni más ni menos que a McKee con sus expertos Profesionales. Diego, siempre un bastión y alguien que, amén de lo solícito, siempre dispuesto a aprender. Una gran emoción encontrarte casualmente en este sitio y confortado por las palabras de mérito que expresan hacia tí tus Colegas mediterráneos. Gran y cordial abrazo: Agrim. Miguel Angel Tous – Bahía Blanca.

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    1. Gracias Miguel, siempre recuerdo esas tardes calurosas en La Isaura y en invierno con cinco grados bajo cero, chequeando las bases. Abrazo muy fuerte desde Cba.

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