Escribir

Todos los domingos disfruto de algunos placeres. El mate, los criollos, el silencio de las calles, la lectura del diario gordo de la edición dominical, me río con el humor político ácido de Alejandro Boresztein del diario Clarín digital, el sin rumbo de no tener obligaciones, el resumen semanal de la conversación familiar y otros etcéteras.

Sin duda, uno más de ellos, es leer la columna de Cristina Bajo del suplemento Rumbos que en Córdoba llega con la edición dominical del diario La Voz del Interior. Su escritura, de fácil lectura, sencilla, me fascina. Los temas que trata son maravillosos; escenas costumbristas, recetas de  cocina —aquellas de antes y de familia—, cuentos de provincia, cuentos latinoamericanos de reyes y esclavos, animales y hadas, vivencias, mitología, son  distintos y sorpresivos cada domingo.

Este domingo, 31 de Julio del 2016, me maravilló una vez más. En el artículo titulado: «Escribimos en Rumbos«,  me permitió leer y descubrir el por qué de escribir en forma inmejorable:

«…… porque, al narrar, exponemos nuestros ángeles y nuestros demonios, nuestros sueños y, a veces, nuestras pesadillas.

Porque al escribir, re-escribimos todo aquello —bueno o malo— que nos hizo ser quienes somos. Allí van los fantasmas y las hadas familiares, los padres, los hermanos, los amigos que perdimos y revivimos en palabras. Allá va el humor que nos sostiene cuando todo parece negro, la sonrisa después de la tormenta, la carcajada de la mesa de los domingos o del asado a la leña rodeado de amigos. Donde hablamos de todo y de nada.» (Cristina Bajo)

Gracias señora, gracias Cristina, gracias por el placer, la vida misma, que me da su lectura. Usted es una diosa, de aquellas que a través de sus relatos perduran. Una inmortal, sin duda.