La casta política mirando al futuro

Introducción

Sin duda nos atrae y coincidimos muchos argentinos con la idea de que existe una “casta política”. La frase denuncia a los políticos y gran parte de la dirigencia argentina de una serie de años de decadencia y de ser culpables de sostener divisiones que hacen a nuestro fracaso como comunidad.

Este escrito busca responder a las preguntas: ¿existe una casta política? ¿cuáles son sus características? ¿son políticos argentinos o inmigrantes?

Características de la casta política

Para identificar si existe una casta política, en sentido despectivo, primero debemos encontrar y describir algunas de sus características:

Hipocresía: los hipócritas fingen cualidades o sentimientos opuestos a los que realmente tienen.

Ignorancia supina: la ignorancia supina es aquella que procede de la negligencia en aprender o indagar lo que se debe saber en el ejercicio de un cargo o función.

Viveza criolla: implica una filosofía de vida que busca obtener una ventaja y recorrer la línea de menor resistencia y mayor comodidad. Implica también buscar reforzar los privilegios.

Corrupción: el mal uso por parte de un funcionario de su autoridad y derechos, para beneficio personal contrario a la ley y a los principios morales.

Obscenidad: persona impúdica, torpe, carente de pudor o recato.

Vanidad: falta de sustancia, entidad o realidad en las cosas.

¿Nuestra clase política es una casta con esas características?

Según un amigo de opiniones sabias, hoy pasadas de moda,  hay dos tipos de argentinos: los que trabajan y producen, y los burócratas que viven de las prebendas y los intersticios de la ley.  

Ejemplos del primer grupo son trabajadores rurales; agricultores y ganaderos, trabajadores de clase media urbana, profesionales independientes, emprendedores, industriales, cuentapropistas y dirigentes de PYMES. Como solemos decir: “la gente de a pie”.

En el segundo grupo se encuentran políticos, sindicalistas, dirigentes de movimientos  sociales, empleados y dirigentes públicos. También están incluidos empresarios expertos en «mercados regulados» y proveedores asociados o subsidiados por el Estado.

Si ahora hacemos una operación de conjuntos para obtener la intersección del segundo grupo  con el conjunto de personas que poseen  las características anteriormente mencionadas obtendremos como resultado a la “casta política”.

Luego, la definición de «casta política» es el conjunto de personas, con cargos electivos o no, que responden políticamente a mantener su poder político, sindical, dirigencial de los movimientos sociales, dirigentes públicos, y empresarios prebendarios con las características anteriormente mencionadas.

¿De dónde proviene la casta política?

La respuesta es sencilla: son hijos de nuestra ascendencia; lamentablemente y duele decir que son algunos de los políticos argentinos que hemos promovido con nuestro voto.

Conclusiones

Es inútil apoyar a un denunciante contumaz que solo busca beneficio electoral con una declaración acusando a “la casta política”. Nadie duda de su existencia y de sus resultados. Pero, para cambiar la actual decadencia, debemos hacer y pretender más; es decir modificar nuestra idiosincrasia, socializando un cambio cultural que sea posible y afirmar la intención de cambiar la situación con nuestro voto.

Para ello, debemos reconocer los principales problemas y consecuencias de la ausencia de un objetivo común convocante. Es importante acordar una visión de futuro de equilibrio entre igualdad y libertad, sin pobreza, con producción y responsabilidad social y ambiental. Un lugar donde el sueño de los humildes de ascenso social y económico sea posible para sus hijos.

También es esencial seguir luchando contra la pobreza, la discriminación de género y racial, el reconocimiento de los derechos de las minorías pero, evitando el desborde insustancial de los mismos. Mientras y simultáneamente valorar las obligaciones. 

Además, debemos priorizar el acceso universal a la salud y la educación, no permitir a la dirigencia política gastar más de lo que ingresa, anular cualquier tipo de clientelismo político y disminuir el gasto del Estado. Dejar la apatía y participar.

También es importante acercarnos todos al mandato bíblico de “ganar el pan con el sudor de nuestra frente”, para lograrlo debemos generar fuentes de trabajo, luchar contra las drogas, la delincuencia, la inseguridad y sus consecuencias.

En resumen, debemos buscar una diferente dirigencia política que represente y promueva un cambio de valores para nuestra nación, apoyándola con nuestro voto, siendo cuidadosos a la hora de elegir, alejándonos de la actual «casta política», provenga del partido o sector que provenga y de alguna manera recobrar la grandeza actualmente perdida.

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