Hace pocos días he publicado el artículo: «El valor del pensamiento en la política» que generó un importante número de visitas e interesantes comentarios. Las opiniones que se realizaron son distintas entre sí y diferentes a las mías.
Uno de ellas alude a políticos con nombre y apellido y no está alejada de la realidad. Puedo expresar que los políticos mencionados son generadores y causa inicial de mi escrito, pero no son los únicos. Sí los mueve la curiosidad, los nombres están mencionados en el post original.
Otro de los comentarios es de una persona cercana, lo hace en pantuflas, a corazón abierto. Muestra una aceptación de mis dichos y el fuego ardiente de su personalidad.
Por último, otro interesante comentario de reproducir trasluce un análisis fruto de pensamientos más elaborados.
Los tres, y es el motivo de esta publicación, son testimonio fehaciente del momento que estamos viviendo en nuestro país. Más allá de la valentía y valor de lo dicho.
A continuación les copio los dos últimos.
… de Beto Alvarez
Hola José!!
Cómo siempre tus atinadas y profundas reflexiones son «oasis», o por que no expresarlo con un sesgo poético: Son flores de loto en el presente pantano (aunque para mí actual estado de ánimo, lo percibo como una ciénaga que nos devora día a día).
En fin volviendo a tús «reflexiones» adhiero en un todo y no sé si coincidimos, pero el espíritu del pensamiento de Winston L. S. Churchill, lejos está de alcanzar, la miserable pobreza intelectual del pensamiento de nuestra presente dirigencia, de la pasada no quiero hacer una autopsia (no soy médico, y menos antropólogo).
Sin perjucio de lo dicho, los errores del pasado, se reflejan en parte en las catástrofes del presente.
Del futuro no voy a realizarte…… comentario… no me siento ni Julio Verne, ni Nostradamus.
Abrazo My Dear Friend……. y evocando a Lee Marwin en el vetusto film «Nos veremos en el infierno»
👍🤣🤣👍
… de Fernando Bertona
Amigo José: van algunos comentarios sobre el tema de referencia
—Creo, en principio, que estamos en una época en donde las «certezas» -como frutos maduros de una vida fundada en «verdades»- han dejado paso a un mundo de incertidumbres, fruto venenoso de una vida sumergida en mentiras, sostenidas desde el poder y destructivas de los viejos valores , y para colmo de males, con un destino y propósito desconocidos para el común de los mortales.
—Cambiar de ideas nos hace crecer, cambiar de valores nos proporciona mayor flexibilidad (pues los límites se amplían), pero cambiar una conducta ética por otra generada y facilitada por un aprendizaje especulativo con miras solo a la conveniencia personal, ha sido un verdadero salto al vacío.
—El mundo, como dice Bauman, se ha vuelto volátil, incierto, complejo y ambiguo. ¿Qué otro tipo de conducta nos han impuesto -por la fuerza y la falsa información- que una vida basada en la especulación cotidiana que, de paso, no hace cómplices inconscientes de tal mentira, que conforma la gran estafa?
—O ¿porqué será que los tiempos se nos vienen acortando desde hace décadas y los espacios de reflexión se han reducido casi a cero? ¿Es posible reflexionar arriba de un caballo desbocado montando en pelo?
—Creo que esta civilización se ha precipitado y cae con una aceleración creciente. Y todos estamos comprometidos (como el cerdo en el chacinado) y, a decir verdad, no tengo ninguna certeza de cómo salir de él. Aunque, siento que las salidas no están afuera, sino dentro de cada uno. Ampliar la conciencia es importante, pero creer que todos harán lo mismo y como resultado aparecerá una «salvación colectiva» lo veo demasiado fantasioso. Quizás haya que esperar a que se forme cierta masa crítica que produzca una transformación, una sustentable, pues no veo que un cambio sirva de mucho. Todas los días cambiamos, pero… Hace mucho leí «Vive equivocadamente y tendrás mucha experiencia… en el error» .
—Estoy escéptico respecto a aquellas afirmaciones sobre conquistas colectivas fruto de una «toma de conciencia» por parte de la dirigencia, sumado a un compromiso responsable por parte del «pueblo» (entre grandes comillas). Nuestra dirigencia es ciega pues solo ve sus propias fantasías de poder, es insensible pues aprendieron desde temprano a manipular y a no generar ningún tipo de empatía y, por último, es incapaz de resolver las necesidades de la gente cuyo foco cotidiano es vivir en paz y dentro de un orden justo.
—¿Estamos en democracia? ¿Deberemos esperar un par de siglos más para ver algún resultado de tanto «cambio de voto» con la esperanza de que van a aprender a leer el sino de los tiempos y cambiar? ¿O nuestros cambios periódicos en el acto eleccionario solo les facilita, aún más, el poder reconfigurar y dar mayor precisión a su juego especulativo? El escorpión le dijo a la rana mientras ambos se hundían «no lo pude evitar, es mi propia naturaleza». El tan mentado calentamiento global ¿no será fruto de un mundo que se ha convertido en una gran olla al fuego con algunos cocineros pícaros que le van poniendo ramitas todos los días para que no se apague (y de paso nos termine de cocinar)?
—Como pueblo que somos, hemos sido educados -creo que exprofeso- en el prejuicio, el cual nos debilita y permite que nos manipulen. A eso le debemos agregar el permanente bombardeo mediático con falsa información que confunde en vez de aclarar e intoxica en vez de sanar. Estamos jodidos, amigo!
Y bueno, hasta acá llegan mis comentarios.
Un abrazo escéptico (aunque sincero)
Fernando Bertona, Villa Allende, Córdoba, Argentina